Supongamos que tenemos la oportunidad de ahorrar $ 2.500 (50 dólares) en nuestra próxima compra, y para lograrlo, es necesario recorrer diferentes negocios en busca de los precios más convenientes.
Será mucho más probable que esta oportunidad de ahorro sea aprovechada si nuestro objetivo es comprar un televisor de $ 10.000 (200 dólares), que si se tratara de un automóvil de $ 500.000 (10.000 dólares) ¿Por qué?
En el primer caso, la magnitud de “ahorro percibido” es de 25% ($ 2.500 sobre $ 10.000), mientras que en el segundo caso es de “solamente” 0,5% ($ 2.500 sobre $ 500.000). Como puede observarse, en ambas situaciones el “ahorro de bolsillo” es exactamente el mismo: $ 2.500 (50 dólares).
En términos objetivos, y desde la racionalidad económica, el ahorro en dinero es equivalente, por lo que el consumidor debería reaccionar de igual manera, buscando el ahorro o ignorando la oportunidad, en ambos casos. Sin embargo, en la realidad, existe mayor cantidad de personas que buscaría el ahorro en la primera situación y no en la segunda.
¿Cómo se explica esta situación? En la práctica, los consumidores priorizan las magnitudes de descuentos en términos porcentuales, al momento de analizar las alternativas de compra. Este porcentaje indica el “ahorro percibido”. Sin embargo, el efecto real sobre el presupuesto del cliente indicaría que el valor relevante es simplemente la diferencia en dinero: $2.500 siguen siendo $2.500, descontados del precio de un televisor, de un auto, o de un yate de lujo.
Las magnitudes de descuentos en términos porcentuales son priorizadas al momento de analizar las alternativas de compra. Sin embargo, el efecto sobre el presupuesto del consumidor indicaría que el valor relevante es simplemente la diferencia en dinero.
Por supuesto, luego corresponderá analizar a nivel personal, si el ahorro en dinero es suficiente para justificar el esfuerzo necesario para conseguirlo. Pero esta última decisión no debería depender del porcentaje de ahorro sobre el precio del producto en cuestión.
Un consejo para cuidar el bolsillo: comparar siempre los ahorros en valores absolutos, que es el dinero que efectivamente impacta en nuestro bolsillo. Olvídese de los porcentajes, que sólo son una ayuda para interpretar diferencias y proporciones.
Un consejo para cuidar el bolsillo: comparar siempre los ahorros en valores absolutos, que es el dinero que efectivamente impacta en nuestro bolsillo
Y ante la duda, y para que los porcentajes no lo confundan, tenga siempre a mano nuestra “Breve guía para entender los descuentos”.
Excelente artículo Ariel
Eso sin mencionar que -a veces- los supermercados (en contextos de inflación) una semana antes de lanzar la promo de “50% de Dto. en la 2ª Unidad” te incrementan el precio un +25%, con lo cual el efecto es neutro, incrementan la rotación y, una vez finalizada la promo, el público naturaliza el nuevo precio mucho más naturalmente que si lo hubieran incrementado directamente (encima, generan publicidad de ser el lugar más barato por sus “suculentos” descuentos!).
De igual forma se procede generalmente en el Black Friday.